En la actualidad, la medida del pH del agua es un procedimiento sumamente sencillo. Simplemente basta con introducir un electrodo en el agua y visualizar la medida directamente en el regulador. Sin embargo, no conviene olvidar que, como en cualquier otra técnica analítica, para obtener una medida de pH correcta es necesario seguir una serie de procedimientos básicos como es la calibración del regulador.
El pH se define como pH = – log aH+, donde aH+ representa la actividad de los iones H+ en el agua a una temperatura determinada. Se usa el término actividad en lugar de concentración puesto que el primero refleja más fielmente la disponibilidad de iones H+ en el agua. En resumen, el pH es una medida de la acidez del agua.
Aunque todo el mundo está familiarizado con la medida del pH utilizando tiras de papel indicador, gotas de reactivo o pastillas, la única forma fiable de medir el pH es la utilización de un electrodo. Un electrodo de pH detecta el cambio de potencial (voltaje) causados por la diferencia de acidez en el agua.
Por otra parte, los electrodos son un excelente método para la medida del pH debido a su linealidad, precisión, inmunidad al color o turbidez de la muestra, bajo coste y rápida respuesta. De forma concreta, un electrodo de pH consiste en una delgada membrana de vidrio sensible a la actividad de los iones H+ presentes en el agua.
Este electrodo mide la diferencia de potencial (voltaje) entre el electrodo de pH y un electrodo de referencia (el cual proporciona un potencial constante e independiente de la actividad de los iones H+).
La mayoría de los electrodos de pH que se pueden encontrar hoy en día en el mercado son electrodos combinados, es decir, en el mismo cuerpo de electrodo se insertar el electrodo de pH y el electrodo de referencia.
Fuente sacada de www.idegis.org