Hace millones de años el agua llegó a la Tierra proveniente de multitud de meteoritos que impactaban constantemente contra la superficie al no encontrar una atmósfera densa que opusiese resistencia. Durante años fue acumulándose un alto contenido en agua que la fuerza de gravedad del planeta pudo retener y en unas condiciones de temperatura que favorecían el estado líquido agrupándolo en un enorme océano.
Desde entonces el ciclo del agua hizo su función, toda vez que una enorme cantidad de agua pasa al estado gaseoso por evaporación que finalmente retornará a la tierra en forma de precipitaciones, nieve, granizo, etc. Una gran parte de esta agua, la mayor parte, retornará de nuevo al océano. Sin embargo otra pequeña parte precipitará sobre tierra firme. Por gravedad esta agua tiende a agruparse en zonas donde la orografía y la permeabilidad del terreno lo permitan como lagos, ríos superficiales, ríos subterráneos, etc. El paso de los años y el agua van provocando la erosión de estas vías de escape del agua, buscando y acentuando las zonas preferenciales de caída y retorno de toda esta cantidad de agua a la gran masa original que es el océano. En este viaje del agua desde que precipita sobre el suelo hasta su llegada al océano va disolviendo todo tipo de minerales a su paso incorporando una gran cantidad de sustancias y sales minerales como carbonatos cálcicos y magnésicos, cloruros sódicos, magnésicos, potásicos, silicatos etc. Poco a poco y con el paso de los años, estas sales minerales fueron acumulándose en el océano inicial, ya que la constante evaporación del agua es pura sin estas sales. De esta forma, fue como a partir de agua pura y dulce venida del espacio exterior se formaron los mares y océanos salados tal como los conocemos.
Con la aparición del hombre pronto empezó a valorarse las beneficiosas propiedades de esta sal marina hasta el punto de llegar a usarse como moneda de pago para los soldados romanos de donde precisamente proviene la palabra salario.
¿Pero cuáles eran los beneficios de esta sal para llegar a adquirir tanto valor? Nuestro cuerpo contiene y utiliza 84 elementos, muchos de ellos fácilmente asimilables en nuestra dieta habitual, sin embargo otros muchos, llamados oligoelementos, existen en pequeña proporción y son más difíciles de asimilar. Todos estos elementos, oligoelementos y sales de todo tipo están presentes en disolución en las distintas formas líquidas del cuerpo siempre con una función bien definida, regulando el contenido salino, interviniendo directamente en reacciones metabólicas y controlando los procesos osmóticos de las células tal como veremos en otro documento. Todas estas sales y elementos se encuentran disueltos en el agua de mar y constituían esa sal marina tan preciada en la antigüedad.
Sin embargo, la sal actual que se comercializa es una sal refinada formada únicamente por cloruro sódico (NaCl) al que se pueden agregar otras sustancias como flúor o iodo y conservantes y anti apelmazantes. El cloruro sódico es como otras sales una sustancia muy necesaria para la salud, sin embargo debe estar en equilibrio con otro tipo de sales con una proporción adecuada. La sal actual no contiene otro tipo de sales como el cloruro de magnesio por lo que se desplaza este equilibrio sobre todo si abusamos de una dieta rica en sal común consumiendo más cloruro sódico del que nuestro cuerpo puede eliminar por lo que un consumo en exceso puede suponer problemas de salud.
Por otra parte, esta sal común o cloruro sódico supone la principal materia prima para la fabricación, mediante procesos electrolíticos, de cloro gas, tan utilizado en todo el mundo como agente desinfectante de aguas.
Por tanto la sal común es la principal materia prima para la fabricación del cloro tan usado en procesos de desinfección de agua potable, piscinas, etc.
¿Y no podría fabricarse in situ en función de las necesidades de cada momento el cloro a partir de una solución salina de agua?
La respuesta es que sí; de hecho, este tipo de tratamiento es muy usado en piscinas con multitud de ventajas respecto al tratamiento tradicional por adición de sustancias que aporten cloro, ya que además del ahorro de tiempo y mano de obra automatizando sustancialmente el proceso, se consigue un sustancial ahorro económico eliminando los productos de cloro. También mejoramos de una forma considerable la seguridad de los trabajadores o usuarios de la piscina evitando la manipulación de productos químicos que en ocasiones pueden acarrear consecuencias graves.
Fuente sacada de www.hidritec.com